Historia de la estupides humana, de Paul Tabori

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Ediciones Siglo Veinte, Buenos Aires, 1995
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Descripción:
Tapa blanda.13,5x20 cm. 350 pág.
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Estado: Muy Bueno.
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Precio: $19
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"Harto infrecuente es que llegue al público un tratado como este, de tema muy serio, pero encarado con audacia, escrito con desenfrenado ingenio.
El autor, en este caso el tranquilo y consciente perturbador, estima que el mayor elogio de nuestra humanidad es su propia estupides. Para él, y difícil será desmentirlo, tal locura sigue costando más vidas y bienes que todas las plagas y guerras. Al reseñar el tema destaca, entre muchas otras, la estupidez originada por la codicia, la duda, el conformismo, el legalismo, los sueños y los mitos, y mil y una otras formas descaradas o encubiertas.
Las páginas de esta obra merecen atenta y lenta lectura. La primera vez que se recorran encontrará el interesado elemento que exciten la imaginación, susciten discusiones, despierten el apetito o descubran horizonte. Una más atenta frecuentación revelará el fondo mismo del libro, permitiendo captar en toda su riqueza y sugestiones, la importancia de la labor de Tabori cuando trata de acorralar y derrotar la humana estupidez. Un tema excitante, si los hay, para valientes y audaces tanco intelectual como afectivamente hablando.
Son dardos certeros, y las más de las veces inesperados, que apuntan sobre la estulticia, la bobería, la idiotez, el atolondramiento, la vanidad. Son portadores de esos gérmenes los necios, los imbéciles, los inmaduros,y los presumidos. Los retratos, por extravagantes y disparatados que parezcan, son perfiles auténticos de ayer, hoy y de siempre.
Hay un hecho que corrobora, inesperadamente si se quiere, las afirmaciones anteriores: el Thesaurus de Roget dedica sers columnas a los sinónimos de "estupidez2, aprovechando para ello todos los vocables y giros que a ella se refieren. En cambio le basta una para los equivalentes de "sabiduria".
Expuesta como está a la sátira y a la crítica, la estupidez ha sobrevivido a millones ed ataques directos e indirectos, sigue actuando, para nuestro pesar, como triunfante y rejuvenecida. Ya el mismo Schiller había observado que hasta los mismos dioses luchan constante e infructuosamente contra ella"
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